La palabra "arrepentirse" puede comenzar
a ser entendida por la palabra griega de la cual es traducida. Esta palabra es
“metanoeo" (Strong: G3340 μετανοέω). La Nueva Concordancia Griega del Hombre nos dice que
"es un cambio de mente y corazón que se aleja del egocentrismo y el
pecado, y se acerca a Dios y a la santidad".
La palabra comparable usada en el Antiguo Pacto es
“teshuváh" (Strong:H7725 תשובה). Esta palabra es generalmente traducida como
"regreso", o "ir hacia atrás". La raíz verbal es “shuv”,
que significa volver.
Siguiendo la regla de hermenéutica, de que la
primera vez que se usa una palabra en la Biblia explica el significado de esta,
encontramos que la primera vez que aparece en la Escritura es en Génesis:
Génesis 3:17-19, "Y al hombre dijo: Por cuanto
obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo:
No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de
ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás
plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas (Shuv) a la
tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás (Shuv).”
La palabra
"volver", usada dos veces en estos versos, es la primera ocurrencia
para la palabra arrepentirse. Esto está enlazado a la "caída" de
Adán.
El fundamento del arrepentimiento es el volver al
sitio de donde usted vino. Adán vino del polvo y allí es donde él “teshuváh”,
regresó. La raíz del arrepentimiento es el volver hacia algo. Es a lo que
tenemos que regresar, lo cual es crítico. Examine esto por un rato. ¿No es éste
el constante llanto de Dios por Su pueblo?
Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice Jehová
el Señor: Convertíos, y volveos de vuestros ídolos, y apartad vuestro rostro de
todas vuestras abominaciones. Ez 14:6
Diles, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos a mí, dice Jehová
de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los
ejércitos. Zac 1:3
Cuando decían: Volveos ahora de vuestro
mal camino y de la maldad de vuestras obras, y moraréis en la tierra que os dio
Jehová a vosotros y a vuestros padres para siempre. Jer. 25:5
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir:
Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Mateo 4:17
Diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de
Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. Mar 1:15
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros
pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, Hch.
3:19
La parábola del Hijo pródigo resume este proceso de
volver a Dios:
Lucas 15:11-32
El verdadero arrepentimiento incluye un proceso
según la enseñanza del Maestro:
Volver en sí: Lucas 15:17
Hacer un plan: Lucas 15:18
Levantarse para ponerlo por obra: Lucas 15:20
Restituir el daño: Lucas 15:21
Entrar a la casa del Padre: Lucas 15:27
Quedarse en casa y vivir agradecido bajo las reglas del Padre: Lucas 15:32
Cuando Jesús murió por nosotros, él sabía que
íbamos a pecar, y que aún en nuestro mejor
día, necesitamos un Salvador. Cuando pecas (1 Juan 3:4), Dios dice, regresa, él
no nos condena, (lo que nos condena es no creer Juan 3:18) sino que nos llama a convicción, la condena dice, "eres
malo, y pecador, vete", la convicción dice: "necesito regresar con el
Padre". Hemos sido llamados no a
condenar, sino a llamar al pecador al arrepentimiento.
El arrepentimiento no es un evento de una sola vez
en la vida, cada instante del día cuando nos damos cuenta que hemos fallado,
necesitamos volver al Padre, porque queremos estar bien con Él. (1 Juan 1:8-9)
Si regresas a él sin importar que tan lejos hayas
llegado, te va a lavar son su sangre, y te va a recibir. El Padre envió a su
Hijo para traerte de regreso a sus brazos, y cuando vuelves, él pone un anillo
en tu dedo (te da las arras de tu herencia Ef. 1:14), te viste (del nuevo hombre, te
hace una nueva criatura 2 Co. 5:17), mata al mejor becerro (entregó a su propio Hijo como
sustituto por ti Gn 22:8; Jn. 1:36) y hace fiesta (está preparando un gran banquete para ti Ap. 19:9).
Lo que no es arrepentimiento:
El arrepentimiento no es tristeza por los pecados o sólo remordimiento.
El apóstol Pablo nos enseña que la tristeza por la causa de los pecados no es
arrepentimiento. “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento
para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo
produce muerte” (2 Corintios 7:10). Podemos ver que la tristeza no es el
arrepentimiento, sino que la tristeza según Dios produce el arrepentimiento.
¿Y por qué me
llamáis: ``Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? Lucas 6:46
Malaquías 1:6
El hijo honra a su
padre, y el siervo a su señor. Pues si yo soy padre, ¿dónde está mi honor? Y si
yo soy señor, ¿dónde está mi temor?--dice el SEÑOR de los ejércitos a vosotros
sacerdotes que menospreciáis mi nombre--. Pero vosotros decís: ``¿En qué hemos
menospreciado tu nombre?
Mateo 7:21
No todo el que me
dice: ``Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Santiago 1:22
Sed hacedores de
la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos.
El arrepentimiento no es tristeza por los pecados o remordimiento, no es sólo
un cambio de vida. El arrepentimiento es un cambio de la voluntad obstinada que
decide someterse a la voluntad de Dios y volver a Él. Es una decisión de dejar
las cosas del mundo y el pecado para poner en práctica las cosas de Dios, a su
manera, según sus reglas. No hay salvación, ni reconciliación sin
arrepentimiento, esto es muy importante, un evangelio que no predica el
arrepentimiento no es bíblico