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miércoles, 25 de enero de 2017

Obras para salvación y el problema de la circuncisión...

¿Qué significa caer de la gracia?

Últimamente escucho a predicadores verdaderamente consternados de que haya otros que enseñan y predican obediencia a toda la Palabra de Dios, e inmediatamente saltan con frases como "están cayendo de la gracia"; o "están predicando obras para salvación", "Están añadiéndole obras a la salvación de Cristo en la cruz".
Y para algunos suena muy lógico cuando leen a Pablo y en particular la carta a los Gálatas:
Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para
no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya

presentado claramente entre vosotros como crucificado?  Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan
necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la
carne? Gálatas 3:1-3 !
A primera vista, es escandaloso lo que estaba pasando con los gálatas, ¿estaban por las obras de la ley intentando salvarse?, pero hagamos trabajo de exégesis,

¿Qué es lo que dejaron de obedecer? La verdad, y ¿cuál es la verdad? La Palabra de Dios es la verdad (Jn. 17:17), la ley de Dios es la verdad (Salmo 119:142), entonces si lo que dejaron de obedecer fue la ley de Dios, ¿a qué obras de la ley se refiere Pablo?
El problema reside en que tenemos un punto de vista distorsionado sobre lo que significa "obras para salvación".
Hechos 15:1 Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.
Cuando en Hechos 15 se aborda el problema de la salvación aparece otro tema central: la circuncisión, y pasamos por alto el asunto principal: La obediencia a los mandamientos no tiene nada que ver con salvación, porque en la historia bíblica NADIE se salvó por obedecer los mandamientos, si esto hubiera sido así ¿para qué Dios instituyó un sistema sacrificial?
 ¿Cómo dice la Biblia que se hace remisión de pecados?
Hebreos 9:22 Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.
Siempre hubo gracia para el pecador arrepentido, y Dios ofreció un método para limpiar y librar al pecador de su culpa, y esto es que la sangre de un inocente tomara el lugar del pecador. El problema en el primer siglo es que los primeros convertidos estaban confiando en su propia sangre (circuncisión), para alcanzar la salvación, en vez de poner su fe y confianza en la sangre de Cristo derramada para nuestro rescate.

 Arrepentirte de tus pecados y obedecer las instrucciones de Dios, no es de ninguna manera obras para salvación, es simplemente dejar de cavar el hoyo del que Jesús nos ha rescatado (pecado), lavando nuestra vida con su sangre. Obedecer los mandamientos es nuestra respuesta de amor por el  amor que hemos recibido.
1 Juan 4:19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.
 Intentar pagar el precio de nuestro rescate, eso son obras para salvación, y esto es el intento de los que predicaban salvación por obras, porque usando su propia sangre como medio (circuncisión), estaban rechazando la obra de Cristo y su sangre derramada en la cruz. Debido a que la paga del pecado es muerte (Rom 6:23) y la vida está en la sangre (Lev. 17:11), se requiere derramamiento de sangre, así que la única manera como podríamos intentar trabajar para obtener nuestra salvación es derramando nuestra propia sangre, es esto lo que Pablo, Bernabé, Pedro y Jacobo corrigieron cuando se reunieron en Jerusalén. (Hechos 15), algunos estaban predicando que era necesario circuncidarse, para poder ser salvos, ¿ahora entiendes? ¿Para qué necesitas a Cristo, si puedes derramar tu propia sangre y ser salvo por tu propio esfuerzo?

Nuevamente esto no aplica al arrepentimiento o a la obediencia a los mandamientos de Dios, dejar de pecar y obedecer los mandamientos simplemente es la forma de poner nuestra vida fuera de la condenación, de la que Cristo nos ha sacado por medio de la fe en sus sangre derramada.  (2 Pedro 3:15-16)

Todo el discurso de Pablo en contra de los del partido de la circuncisión estaba en este tenor, no se trataba de que ahora la ley estaba abrogada y no hay que obedecer la ley (lo que nos convertiría en inmorales, transgresores de la ley y pecadores) sino en confiar en el propio derramamiento de la sangre para salvar nuestras almas.

El grave problema de haber interpretado que Pablo dijo que la ley de Dios ya no aplica al creyente, es que tenemos una generación de cristianos sin instrucción, sin entendimiento de lo que es la santidad y cómo se vive como hijos del Reino, y que finalmente no saben cómo amar a Dios, porque amarlo es guardar sus mandamientos.
Juan 15: 10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
Justificar nuestro pecado usando la gracia para vivir en pecado es falta de fe, Judas 1:4; 1 Jn 2; Los que han nacido de nuevo no pecan, porque creen con todo el corazón y no sólo su boca. Mateo 15:7-8; Marcos 7:6-7, por lo tanto no podemos decir que quienes quieren con todo su ser aprender a obedecer los mandamientos de Dios, están de alguna manera añadiendo obras a su salvación, porque eso es una contradicción, ya que el mismo Pablo dijo:

Efesios 2: 8-10 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

No podemos salvarnos a nosotros mismos, o derramar nuestra propia sangre para salvarnos, pero siendo salvos, hemos de vivir para las buenas obras que Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. eso es obediencia. Toda la Escritura nos llama a arrepentirnos, a volver a Dios, a ser obedientes, a ser santos, porque hemos sido rescatados de la esclavitud del pecado y ¿cómo podríamos volver allí? Lo que sí podemos hacer cuando enseñamos y decimos que los mandamientos ya no aplican para el creyente en Jesucristo, es insultar el espíritu de la gracia, y llevar al pueblo de Dios a vivir en pecado, porque la definición de pecado es "transgresión de la ley" 1 Jn 3:4.


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