Su carga es ligera...
Mateo 11: 29-30 “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”
Los Hebreos antiguos eran agrícolas y criaban ganado, siendo el buey el más fuerte. Era común usar dos bueyes en un yugo para el arado. Un buey mayor y experimentado era puesto con un buey más joven para que este aprendiera la tarea del arado. El concepto hebreo antiguo del yugo, es la forma como Israel veían su relación con Dios quien les enseñaba a caminar en el camino correcto en la vida. Jesús o Yeshúa como es su nombre hebreo, nos dice que nos unamos a Él, debajo de su yugo. Él ya se lo puso, siendo obediente, hasta la muerte (Fil. 2:5-8); ahora nosotros también podemos hacerlo, y Él nos ayudará en la marcha (Mateo 16:24-27).
El concepto de “yugo” lo encontramos también en el primer siglo. Cuando Jesús hizo su aparición existían diferentes escuelas de pensamiento que se disputaban el derecho de interpretar correctamente la Torah. Esto produjo el concepto del “Yugo de la Torah,” es decir, la obediencia a la Torah según la interpretación de cada escuela. La interpretación de un rabino o de una escuela de la Torah, era vista como el “yugo” de ese rabino o escuela. Poner un “yugo sobre un discípulo” era mostrarle la manera como tenía que aplicar la enseñanza a su vida en relación a la Torah. Por eso fue que Yeshúa les dijo: “Mi yugo es fácil” (Mateo 11:29-30)
Uno de los roles del Mesías era traer la interpretación correcta de la Ley de Dios (Isaías 2:3; Jn 4:25), y como las escuelas rabínicas le habían añadido tanto a la Palabra de Dios, al hacerlo habían añadido cargas muy pesadas al pueblo. Lo que Jesús les estaba diciendo, es que los mandamientos de Dios no son una carga pesada, sino una instrucción fácil de llevar, como dice la misma Escritura:
1 Juan 5:3 “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.”
Romanos 10: 5-8 “Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas. Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:”
Deuteronomio 10: 11 -14 “Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.”